No nos engañemos, no es el Premio Nacional de Tauromaquia, es la Tauromaquia. El Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha decidido que lo que no le gusta es objeto de persecución y censura. La base para entender todo lo que está pasando con la Fiesta de los Toros, es la crisis social en la que está sumergida España, Europa y el Mundo. Si nos centramos en nuestro país, está claro que la cultura esta en un claro retroceso. Hoy día los estímulos culturales a los consumidores se han centrado en contentar al erudito y aficionado a esa faceta cultural y a los turistas. En la actualidad, la mayoría de la sociedad, y no digamos los jóvenes, no se acercan a exposiciones, al Teatro, etc., por puro desconocimiento de lo que van a presenciar. A la Tauromaquia, sin embargo, le sucede un efecto contrario. A los toros se acercan, además del conocedor y aficionado de la cultura e historia taurina, un público que busca emociones y pasárselo bien con el simple ambiente que rodea a lo que sucede en el ruedo. Todavía no he visto a nadie que se acerca a los alrededores del Museo del Prado a contagiarse del ambiente que se vive en la cola de acceso. Algo que en las Plazas de toros, sí ocurre.
Al ministro de cultura, que legisla de oídas, todo esto le debe parece mal. No le gusta que la gente sea feliz, según parece.
Antes de seguir, me gustaría hacer un «alto el fuego» para hacer un examen de conciencia y reconocer que el mundo del toro también ha tenido parte de culpa para llegar a esta situación. El sistema, empresarios y profesionales, han dejado perder algo que parece que era imposible de perder, y no ha sido otra cosa que un espacio de comunicación entre la Tauromaquia y la sociedad. Con una relación fuerte entre ese mundo del Toro y la sociedad, no habría ministro peligrosamente cuqui que hiciera peligrar nada. La Tauromaquia, por ejemplo, no ha sabido mantenerse en la Televisión Pública de ámbito nacional, en la radio ha quedado relegada a podcast en la mayoría de las emisoras, cuando no han desaparecido. Estos hechos han hecho que el posible espectador de Tv, o el oyente de radio haya perdido interés por acudir a una plaza de toros. Parece algo nimio, pero estas cosas han hecho que poco a poco, la Tauromaquia, se haya ido aislando, arrinconando. Esto claramente lo han utilizado, torticeramente y recurriendo al mantra mentiroso de que «La Tauromaquia se muere por falta de interés«, los censores totalitarios como Urtasun. El problema es que ahora, gracias a un PSOE terminal y enchufado al respirador de la ultraizquierda, estos totalitarios, tienen poder.
Pues señor Ministro, la Tauromaquia este 2024 está demostrando que está más viva que nunca. Ha elegido usted un mal momento para comenzar el asilamiento. Su medida insignificante de retirar el Premio Nacional de Tauromaquia, va a servir de contagio para reagruparnos. Para que muchos ciudadanos, aún sin tener interés por la Fiesta de los Toros, pero sí por la Libertad, apoyen nuestra Tradición.
Usted es un censor con sonrisa de Domingo en el Parque del Retiro al Sol mientras cree que un galgo con chubasquero es más feliz que corriendo detrás de una liebre. En el fondo es usted un ser débil porque es incapaz de incorporar a sus preferencias democráticas el que haya libertad de elección cultural. Si no le gusta una cosa personalmente, entonces lo margina.
Pues que sepa que no hay nada peor en este mundo que negar la libertad del otro porque la verdad, su verdad, es relativa. Usted, como censor, es un ser aparentemente seguro, pero en el fondo lo que hace es volver al totalitarismo que ya usaron otros. Al final, por muchas soflamas libertarias y proletarias que grite desde atriles rosas, usted es otro tipo que lleva implícito el poder y la represión.
España con ustedes en el gobierno, se ha convertido en un país de traficantes de libertades, de lo que está bien y lo que está mal, esos traficantes, entre los que usted se encuentra, no van a conseguir matar a la Tauromaquia, enterrarla y que se envuelva de gusanos de censura. Siempre la encontraremos.
Nosotros los aficionados y los profesionales Taurinos, no censuramos a nadie, porque no queremos ser censurados. La Sociedad debería tener miedo a la censura, porque todo el mundo tiene derecho a expresar, a decir, y a emocionarse con lo que quiera, y nadie como usted, nos va a sumergir de nuevo en la injusticia ni en decadencia cultural, ya tenemos bastante con la decadencia social a la que nos está llevando la izquierda española.